miércoles, 13 de abril de 2011

El Arrepentimiento.

Arrepentirse es cosa de valientes
¡Qué difícil se nos hace reconocer nuestras faltas! Por lo general tratamos de justificarlas. ¿A quién le gusta estar del lado incorrecto? ¡A nadie! Por eso buscamos a toda costa justificarnos para estar del lado correcto. Hacerlo, nos trae alivio momentáneo, pero a la larga traerá cansancio a nuestras almas.

¿Necesitas descanso para tu alma? Entonces, es tiempo de cambiar de actitud, de echar a un lado el orgullo y reconocer tus errores o faltas. Esto es algo que no podemos dejarlo para cuando sea el momento oportuno. En nuestro interior, la voz de Dios nos alerta cuando hemos obrado mal y pasar por alto su voz, hará que con el tiempo no podamos escucharla.

La falta de arrepentimiento nos hace daño, pues la altivez y el orgullo se sublevan en nuestro yo interior, cegándonos el entendimiento. Vemos las cosas, sólo desde nuestro punto de vista y hasta distorsionamos la verdad, en nuestro intento de justificar nuestra acción o comportamiento.
La falta de arrepentimiento trae dolor, sufrimiento y derrota.

¿Necesitas ser restaurado? Antes de la restauración, viene el arrepentimiento. Y este realmente es un acto de valentía, porque requiere esfuerzo. El arrepentimiento demanda humillación, volvernos a Dios para recibir su perdón. Has escuchado eso de que es mejor decir aquí corrió un cobarde que aquí murió un valiente? Pero en el mundo espiritual las cosas son diferentes. Es mejor decir aquí murió un valiente, pero que vivirá eternamente que decir aquí corrió un cobarde a quien le espera la muerte eterna. Cambiar de actitud nos limpia de pecado y nos trae descanso espiritual. Hoy te invito a que procedas al arrepentimiento y recibas de parte de Dios refrigerio para tu alma.
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Receta: "Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, " (Hechos 3:19 )

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